lunes, 10 de agosto de 2009

DARWIN Y LA INVOLUCION DE LAS ESPECIES... FISCALES

"El impacto de la comunicación social es enorme. Por medio de ella la gente entra en contacto con otras personas y con acontecimientos, se forma sus opiniones y valores. No sólo se transmiten y reciben información e ideas a través de estos instrumentos, sino que a menudo las personas experimentan la vida misma como una experiencia de los medios de comunicación social" (cf. Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Aetatis novae, 2).

Llamarse Darwin y ser un cura retrograda es una gran contradicción. Yo también escuché indignado la entrevista con el Monseñor ese, y más allá que su inhumanidad me impactó confirmar la estrategia que se desarrolla para no solamente negar los hechos, especialmente los asesinatos, sino hacer que estos “términos” queden en boca del entrevistado o el entrevistador que les cuestiona sin duda para incriminarlo y hacerle creer a sus radioescuchas, lectores, televidentes y feligreses que esa realidad no es la realidad y que los asesinatos pertenecen a un imaginario oscuro y paranoico del que los refiere: ¿Cuáles muertos? ¿Cuántos muertos? ¿Quién los mató? Es el mismo discurso utilizado con la presidenta del Parlacen en Radio América, lo mismo ha hecho Renato Alvarez Martínez y ahora el obispo auxiliar Andino con la periodista Cáceres, entre otros casos como la fotografía “retocada” de la Tribuna o el doctor baligoma.

Hablando de la evolución o más bien de la involución de la comunicación en Honduras y de las normas y deberes éticos profesionales de los comunicadores, la Escuela de Periodismo y en general los estudiantes y Comunicadores concientes en este país, tienen al frente una seria investigación sobre la función social de la comunicación de masas, la ética del comunicador, los derechos y deberes de la población a estar informada y “comunicada”; valores y normativas de la profesión, la libertad de expresión en el contexto actual de la propiedad de los medios de comunicación y su relación con los estamentos de poder económico y político nacional. La validez y función de las instituciones como los colegios profesionales.

La represión mediática ha sido enorme, no sólo en términos de lo que no se transmite, sino que principalmente en lo que si se transmite en los medios al servicio del poder de facto, y ha sido fundamental para la creación de una realidad marginal, maniquea y peligrosa; que “hace pensar, sentir y vivir” a un sector de la población, que no posee instrumentos críticos para ver más allá de las apariencias, una realidad (casi al estilo de Matrix) que no concuerda con los hechos, cambiando y transgrediendo los procesos naturales de la percepción de la realidad al grado de bloquear la sensibilidad humana y de la racionalidad elemental que podría advertir a una persona de lo que es vertical y lo que es oblicuo; reconstruyendo el contenido de los conceptos y otorgando significados contrarios a valores universales como Paz, Justicia y Democracia.

Aquí, ahora, hay que ver lo invisible, sentir lo insensible, practicar lo impracticable y pensar lo impensable. Narrar lo innarrable… al calendario ya no hay que creerle porque hoy ya no es un día en nuestro presente, y es que quizás nunca lo fue y vivimos en la apariencia de que el pasado quedaba atrás, pero en realidad el pasado nos esperaba siempre adelante y ahora, como ayer, no se puede ser humano todo el día. Mientras unos celebran los cuarenta años de la llagada a la luna, aquí celebramos un extraño ritual de retorno al Mito de las Cavernas, en la lectura más literal que podamos hacerle al relato de Platón.

Este no es un proceso coyuntural, ha sido labrado laboriosamente por especialistas en las coñonovelas, en las series de “acción”, las producciones taquilleras que nadie se quiere perder y hasta en el pinche anuncio de detergentes y “pollo gamberro” que te zampan en el seno del hogar. Pero bueno, parece que ahora tenemos la oportunidad y responsabilidad históricas de tomar el “control” y cambiar el canal mientras construimos una nueva visión, no sólo de país, sino de humanidad.


T.E.

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